Si miro para atrás, y me miro ahora, cambié muchísimo, mi forma de vestir, mi forma de actuar, mi forma de pensar, de ser. No porque quiera, sino porque uno crece, va experimentando cosas nuevas, va conociendo al mundo un poquito más, y a la gente también. Antes era más inocente, aunque ahora también, pero me doy cuenta de las cosas un poco más rapido.
La gente siempre miente, engaña, olvida, pero a pesar de eso, nunca deja de amar.
Por eso siento que a pesar de que cometí unos cuantos errores, sé que tengo tiempo de sobra para aprender de ellos, no volver a cometerlos y poder ser una mejor persona.
La vida vale la pena por eso mismo, porque nunca dejamos de amar. Siempre va a aparecer una persona en nuestra vida para demostrarnos que nada está perdido, que tenemos una nueva oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario